Mañana se
celebrará un homenaje en recuerdo a Daniel Zarza en
la Residencia de Estudiantes.
Fuimos alumnos de Daniel en la Escuela de Arquitectura de
Madrid durante el curso 1994-95 y siempre le consideramos uno de nuestros
mejores profesores y maestros, si no el mejor... e
incluso alguno de nosotros le buscó -pasados los años- para que revisara y
corrigiera su proyecto de fin de carrera.
Al finalizar nuestros estudios (si resulta posible terminarlos
algún día) tratamos de seguir asistiendo a sus conferencias porque, para
nosotros, todo lo que contaba Daniel era motivo de interés y excusa de continuo
aprendizaje. En su charla -por ejemplo- en la II Jornada de Debates de
Urbanismo en Los Navalmorales (Toledo) le escuchamos hablar de estrategias en
torno a la huella ecológica que nos parecieron de una lógica tan clara y
razonada que nos extrañó que no se estuvieran aplicando ya a cualquier escala.
Las vicisitudes del destino y, sobre todo, su generosidad nos
reunieron de nuevo entre 2009 y 2012 en el “Proyecto Cañada” que promovió nuestro
socio Rafa Álvaro como grupo de debate alrededor de la Cañada Real Galiana, y
al que le invitó a participar. ¿Cómo no contar con él después de haber leído su
certero apunte sobre esa vía pecuaria en la revista “Fisuras”? Daniel fue el
primero en aceptar su propuesta y, gracias a él, también se incorporaron muchos
más compañeros. Resultaba muy ilusionante escucharle, en la pequeña cocina y
sala de reuniones de nuestro estudio, hablar con precisión y entusiasmo del
paisaje, lo “rurbano” o la trashumancia... y descubrir también cómo continuaba
mostrando una curiosidad insaciable cuando le ayudábamos a publicar sus
artículos en el blog del proyecto.
La noticia de su enfermedad sirvió de excusa para que
volviéramos a escribirnos con “afecto y solidaridad” (como él mismo resumía).
Daniel siempre nos trató como amigos, con una generosidad que no dejaba de
crecer y sorprendernos.
Su fallecimiento el pasado 17 de septiembre nos deja un poco huérfanos
y profundamente abatidos. Su recuerdo y sus inconfundibles voz y risa seguirán
ocupando un lugar destacado, y esperamos que imborrable, en nuestra memoria.
Descanse en paz
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